La cadena de frío es uno de los pilares de la actividad empresarial de NARVAL. Para nosotros, es imprescindible contar con todos los elementos y factores que puedan garantizar el mantenimiento de las temperaturas en los estándares establecidos, ya que de ello depende la calidad final del producto.
Para poder transportar productos refrigerados y congelados, es necesario llevar a cabo distintos procesos, denominados eslabones, que deben estar coordinados entre sí, para que la cadena de frío pueda mantenerse. Por eso, en NARVAL implantamos estrategias adaptadas a cada una de las necesidades de nuestros clientes, buscando siempre un servicio excelente.
Mantener las temperaturas, punto clave
La cadena de frío tiene distintas partes que deben estar coordinadas entre sí para que el proceso tenga éxito. Sin embargo, la parte más importante del proceso es conseguir mantener las temperaturas óptimas de refrigeración, o bien de congelación para productos congelados que se necesitan mantener en su estado sólido. Por eso, podemos decir que el control de las temperaturas es el punto más importante de todo el proceso que conlleva la cadena de frío.
Comprender el proceso de la cadena de frío
Es importante tratar de entender todo lo que sucede a lo largo de toda la cadena de frío, ya que, conocer y comprender todos los detalles de la misma, nos va a proporcionar información, que podemos utilizar para mejorar el proceso.
¿Por qué debemos mantener fríos ciertos alimentos y productos? La pregunta, a priori, puede parecer simple y en cierto modo evidente, pero realmente nos encontramos ante uno de los pilares básicos del proceso de la cadena de frío. Lo que se consigue con las bajas temperaturas es, en definitiva, evitar que los productos sensibles alteren su estado y que, como consecuencia de esto último, se reduzca su vida útil.
Existen dos formas distintas de conservar los productos y mantenerlos fríos, la congelación y la refrigeración. En el caso de la primera, generalmente se usa cuando se pretende conservar un producto a largo plazo, pero, por el contrario, la refrigeración tiene utilidad cuando se quiere evitar que un producto se deteriore en el corto plazo.
Mantener los estándares de calidad
Uno de los puntos estratégicos a la hora de hablar de la cadena de frío, son los estándares de calidad, elemento de vital importancia a la hora de reducir las posibles pérdidas que puede generar el proceso.
Se definen como las pautas generales que se deben dar en el envío para que el producto pueda cumplir con los mínimos exigibles. Básicamente, estos estándares establecen las expectativas que deben seguir los proveedores en el proceso de la cadena de frío. Requisitos como la velocidad del envío, las directrices de temperatura o las regulaciones de cumplimiento.
Existen varios elementos para poder medir si los estándares de calidad que se han establecido se cumplen a lo largo del proceso. Por ejemplo, se puede realizar un procedimiento de cromatografía de gases para verificar la calidad de sus alimentos refrigerados y asegurarse de que cumplan con los mínimos establecidos. También podemos realizar un seguimiento de las medidas gracias a los termómetros en camiones intermodales, que nos van a mostrar las fluctuaciones de la temperatura, ayudando así a mantenerlas estables durante todo el viaje.
Las empresas de logística que cumplen con todas las regulaciones y con los distintos procedimientos de prueba, garantizan de esta forma que sus productos lleguen frescos y de la forma esperada. Por lo tanto, seguir este tipo de procedimientos es lo mejor para los clientes, ya que siempre recibirán el cuidado refrigerado que sus productos necesitan.
Mantener la cadena de frío, y asegurar los estándares de calidad de los productos es una tarea compleja, pero imprescindible en el sector de la distribución y la logística. Desde NARVAL, no dejamos de transformarnos, evolucionar e innovar para que nuestros métodos cumplan con los objetivos marcados.